Ornette Coleman | 1959 | The Shape of Jazz to Come

Avant-Garde Jazz
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Enlace | mp3 | 320 Kbps

Ornette Coleman (saxofón), Don Cherry (corneta), Charlie Haden (contrabajo) y Billy Higgins (batería)
La primera vez que escuché The Shape of Jazz to Come poco o nada sabía sobre jazz. No tenía ninguna noción de subgéneros o de los aspectos técnicos involucrados en la composición del jazz tradicional. Por lo mismo, mi primera escucha fue sin comprender lo revolucionario del enfoque de Ornette Coleman.
Aun así me atrapó desde el principio. Y es que para mí The Shape of Jazz to Come representó lo que nunca, desde mi visión periférica al género, había encontrado en el jazz: espontaneidad, libertad y matices. Eso era lo que el jazz debía ser. Este álbum conseguía romper, en mi perspectiva, el esquema tradicionalista y aburrido del jazz que conocía, ese estilo tan reglamentado en que la improvisación estaba limitada a escalas, a tiempos y a estructuras definidas, y en que la técnica ─la forma─ se imponía por sobre el fondo. Y aunque con el tiempo he aprendido a apreciar también las numerosas obras maestras de ese jazz, The Shape of Jazz to Come sigue ocupando un sitial privilegiado en mi apreciación del género, lo cual, ciertamente, no se debe sólo a un sonido distintivo.
El cuarteto clásico constituido por Coleman, Don Cherry, Charlie Haden y Billy Higgins (quien a veces se alternaba con el también deslumbrante Ed Blackwell) también tuvo la genialidad de ocupar estas herramientas en el desarrollo de un lenguaje propio en que la puerilidad ─que se refleja en solos que suenan como una versión emancipada del frenético pero prolijo bebop─ se alterna a la perfección con la emotividad, con una melancolía bluesera que de alguna forma también está presente en el hard bop de los '50. Y el resultado es un derroche incomparable de talento y creatividad, sin puntos bajos, y en que cada pieza forma parte fundamental del entramado completo.
En suma, The Shape of Jazz to Come está lejos de ser el álbum más cismático de Ornette Coleman (no olvidar, por ejemplo, Free Jazz, el no wave de Body Meta, o el orquestado Skies of America), pero marcó, en lo técnico, un quiebre crucial en la historia del jazz y, en lo relevante, se constituyó como una obra maestra automática, tanto por su carácter liberador como por su alma. Y el presagió era cierto: esta sería la forma del jazz que vendría. QEPD. -IMF

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