Don Cherry | 1969 | Eternal Rhythm

Avant-Garde | Free Jazz
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Enlace | mp3 | 320 Kbps

Don Cherry (corneta, gamelán y otros), Albert Mangelsdorff (trombón), Eje Thelin (trombón), Bernt Rosengren (saxofón tenor, oboe y otros), Sonny Sharrock (guitarra), Karl Berger (vibráfono, piano y gamelán), Joachim Kühn (piano), Arild Andersen (bajo) y Jacques Thollot (batería, gamelán y otros)
Eternal Rhythm es un registro de la presentación de Don Cherry y su banda en el Berlin Jazz Festival de 1968. Sin embargo, pasaron muchas oídas hasta que descubrí que era un disco en vivo (las reacciones del público fueron sacadas de la mezcla). De hecho, por una confusión con "mu", pensaba que el buen Don había grabado, gracias a la magia del estudio, todo lo que no fuera percusión. ¿Por qué no me di cuenta antes? Ya le responderé.
El álbum tiene una dicotomía difícil de explicar. Por una parte, como todo buen disco de jazz, Eternal Rhythm está lleno de improvisación, siempre -y esto no es un denominador común en el jazz, a veces demasiado abocado al virtuosismo- con la genialidad y la emotividad de los solos de Don.
Pero por otro lado, hay partes del disco en que no se discierne entre improvisación y composición, en particular porque estamos hablando de free jazz, es decir, no hay head ni una estructura que ayude con ciertos indicios. Esta es la parte complicada de explicar. Estas secciones del álbum son demasiado pulidas y complejas como para ser fruto de improvisación; los giros de las melodías son enrevesados, pero a la vez musicalmente perfectos. Pero, al mismo tiempo, son demasiado vivas como para ser fruto del estudio; demasiado fluidas como para ser premeditadas.
Hay que sumar otro elemento que hace de Eternal Rhythm un álbum sencillamente perfecto: el diálogo entre los músicos. El principal factor por el que creí que era una grabación de estudio es que me resultaba imposible pensar que personas distintas, con distinta experiencia, distintos orígenes; en fin, que personas con distintas almas pudieran llegar a un nivel tal de compenetración como el que se logra acá. No creía posible que alguien más que el propio Don Cherry pudiera conseguir que todos los instrumentos hablaran un mismo lenguaje, que las distintas voces consiguieran un espacio milimétricamente preciso en una intrincada, pero natural -casi obvia- nebulosa de sonidos.
Pero hay que agregar más: en Eternal Rhythm se conjuga esta absoluta genialidad instrumental con una prodigiosa capacidad creativa. Sí, seguimos hablando de jazz, pero Cherry y sus compañeros llenaron el álbum de influencias orientales, tribales, universales. En este álbum se habla el idioma del mundo. Se alcanzó, no sé cómo (¿estas cosas tienen respuesta?), una alienación de todo, pero con una emotividad que hace de esta perfección algo terrenal. ¿"Místico" será la palabra para definir a este álbum? Sí, yo lo llamaría así. -IMF

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